Ayudando a una Anciana (Trabajo)

Debía ser cuidadoso con aquello que se encontraba haciendo, después de todo un amigo que habitaba en dicho lugar le había encargado aquella tarea y este nunca lo decepcionaría, después de todo gracias a el había logrado volver a la gran ciudad en la que vivía, en aquella gran ciudad que era capital el reino en el que vivía, pero el no profundizaría en ello, tenia otras preocupaciones como aquello que hacia en aquel momento, pues si hacia un mal movimiento lo arruinaría absolutamente todo, asi que con suave movimiento de muñeca separa aquello con esto y con un movimiento de brazo aquellos se alzo por el aire y callo una vez mas en ello, todo estaba listo, había terminado los huevos fritos y tocino,  ese era un trabajo que su amigo le habia designado como paga de este por vivir en aquella casa, servirle desayuno a los hijos de este que debían partir pronto a la escuela, pero tras de que ellos tomasen sus respectivas comidas y cogieran sus bolsos mochilas y otros utensilios este loe llevo directamente hacia la escuela, a través de las calles de la ciudad hasta un gran edificio utilizado como establecimiento educacional.
Al dejarlos en el umbral de el establecimiento este se despediría haciendo un gesto de adiós con la mano se dirigió a la tabla de los trabajos en búsqueda de algo interesante por hacer y como sospecho, ale llegar  se encontró con una gran cantidad de personas, probablemente la mayoría de ellos eran magos en búsqueda algo que hacer,  o como hacer algo de dinero fácil, por lo que rápidamente estos tomaban los trabajos mas fáciles o mas simples, y salían a sus pequeñas aventuras. Al finalmente poder estar frente a frente con aquella tabla, puesto que como estaba atestado de almas se habia visto en problemas para acercarse a ella, finalmente pudo comenzar a leer que clase de misiones o trabajos habían. Cuidar bebes, limpiar a un anciano, clases de silbidos, limpiar el baño de alguien, limpiar las alcantarillas de una calle, pero cuando pensaba que nunca encontraría algo que valiese la pena repentinamente encontró un cartel que llamo su atención una que hablaba de una mujer que estaba en avanzada edad y que era viuda, además de que su hijo se ah ido de viaje, ante lo que ella solicitaba por un joven mago al que ella entregaría una lista de utensilios eh ingredientes que ella requería de una tienda local, así que tomaría rápidamente el cartel desde el tablón y se dirigió rápidamente hacia el lugar en donde según las indicaciones le esperaba la anciana. Según las indicaciones que había recibido desde un inicio la casa de la anciana seria la mas vistosa de todas las casa que habían en aquella calle y apenas llego se dio cuenta a lo que se refería con que seria la mas vistosa de todo, pues esta era como de cuatro pisos de altura y tenia un color extremadamente chillón, además de que estaba cubierta de flores y en la cima como veleta tenia la figura de un dragón oxidado, por lo que podía predecir que aquel encuentro seria todo una experiencia.
Al cruzar el umbral de la entrada al jardín lo primero que escucharía seria la risa de aguda y pequeña de alguien de avanzada edad, alguien que se reía una y otra vez y que todo indicaba a que se trataba de la voz de una mujer. Al estar en frente de la puerta  y disponerse a tocar la puerta escucho una vez mas la carcajada de la anciana diciendo: - ¿Tu eres el mago que acepto mi trabajo? – este no tubo otro remedio que asentir con la cabeza, sin siquiera saber si ella podía verle pero antes de que este dijese cualquier clase de palabras escucho desde el otro lado de la puerta cerrada - ¡Excelente! – lo que lo sobresalto un poco y luego por la ranura por la que las cartas entraban  a la casa surgiría un trozo de papel – Esa es la lista, lo encontraras todo en la tienda que hay en la esquina – tras decir eso vio hacia uno de los bordes de la calle y ahí podía ver una gran tienda de misceláneos al parecer.
Sin mas que hacer en aquella casa este emprendió su camino hacia semejante lugar, a lo largo de uno de los costados de la calle para evitar tener que moverse a un lado en caso de que alguna carreta e cruzase en su camino, mirando hacia el costado para contemplar las viviendas de todos aquellos que habitaban el lugar que era tenebrosamente silencioso, camino hasta llegar a la puerta de la tienda que solo con un simple empujón hizo a un lado y se le fue permitido entrar a un santuario al comercio, en donde podía ver de toda clase de utensilios, velas, ingredientes para cocinar, cerveza, y hasta utensilios mágicos, al parecer la vieja en verdad decía la verdad con lo que en aquel lugar podía encontrar de todo, por o que recurrió a la lista de ingredientes que ella quería que llevase solo habían tres de ellos pero eran bastante particulares, diez kilos de manteca, dos sacos de abono y la cabeza de un mono, tal cual, la cabeza de un mono, por lo que tras meditarlo unos minutos este decidió ponerse manos a la obra y a buscar dichos ingredientes y ante sus ojos algo extraño ocurrió, pues encontró primero aquel objeto que no creía que encontraría, pues había un pasillo completo dedicado a cabezas - ¿pero que demonios? – no pudo evitar musitar mientras entraba en el pasillo y veía cabezas de todo tipo, salvo humanas, y sobre uno de los anaqueles decía con toda claridad “Monos” por lo que se acerco y tomo una y la puso en la canasta. Luego de ello se dirigió a la zona de congelados en búsqueda de la manteca y en una de las esquinas encontraría una zona dedicada solo a ello, vendiendo cubos de un kilo cada uno, así que coloco diez de dichos cubos sobre la canasta que había sacado al entrar y continuo con su recolección. El abono lo encontró cerca de la salida y tras pagar por todo este coloco toda la manteca y la cabeza en una bolsa de papel y los sacos se los puso al hombro y lentamente comenzó el agobiante camino de regreso a la casa de la anciana, aquella chillona al final de la calle.
Tras largos y agobiantes minutos, este había llegado una vez mas al umbral del jardín en donde una pequeña viejecita le esperaba, traía una bata y para su desgracia no la cubría completamente, sin poder evitar tener un poco de nauseas por lo que había visto, además de el abono sobre sus espalda,. Al estar frente a frente a ella pudo notar que estaba arruga cual pasa y su cabello canoso estaba completamente blanco y desordenado – Vaya si que te demoras, pensé que seria mas rápido jovencito – le dijo entre carcajadas al verle todo sudado y algo apestoso por lo de los sacos de abono – Esto pesa mucho señora – le respondió el joven hechicero, pero esta solo rio y tras que el dejase las cosas en el suelo ella le dijo – escusas, escusas – tras lo que le entrego el dinero que el había gastado de su bolsillo por las cosas que había tenido que comprar con su dinero mas su paga por el trabajo y con una sonrisa le despidió.
Mientras se alejaba, sin haber dicho una palabra pues todo le parecía muy macabro no pudo evitar voltear a er que hacia la abuelita con las cosas que había dejado en e jardín y para su sorpresa la anciana alzaba los sacos sobre sus hombros con ambas manos sin problema alguno, como si de plumas se tratase - ¿Pero que…? – se dijo, pero en verdad ya no quería saber, solo quería darse un baño y limpiarse el olor a abono… y a cabeza de mono.